Celebramos 10 años de Debates de Educación dando voz a la comunidad educativa.
La reducción del fracaso escolar se ha convertido, a día de hoy, en una de las principales prioridades para nuestro sistema educativo. No obstante, en nuestro contexto inmediato, las dificultades de rendimiento académico de nuestros jóvenes todavía se identifican, demasiado a menudo, en los entornos menos favorecidos desde un punto de vista socioeconómico y cultural.
No obstante, la inversión en fórmulas de educación que intentan abarcar de forma inclusiva las situaciones de mayor desventaja no sólo son más justas, sino que acaban resultando económicamente más eficientes también. El retorno se pone en evidencia inmediatamente cuando se tiene en cuenta el coste inasumible de un abandono prematuro de la escuela que reduce sensiblemente la posibilidad de las personas de continuar formándose a lo largo de su vida y limita enormemente su capacidad de reacción ante situaciones de crisis económica como la que estamos sufriendo actualmente.
Por lo tanto, la eficiencia de la estructura y la dinámica de funcionamiento de los sistemas educativos ya no se puede medir sin tener en cuenta su capacidad de paliar las desigualdades iniciales y eliminar las barreras que pueden impedir que la mayoría de los estudiantes, y también los que se encuentran en situaciones más precarias, puedan progresar hasta el final de la educación secundaria y tener abierto el acceso a las opciones de especialización en la formación superior.
Los sistemas educativos más avanzados, los que de hecho obtienen mayores cuotas de rendimiento académico, ya han entendido que estos resultados únicamente proporcionan el máximo beneficio para la sociedad si se obtienen a través de fórmulas que permitan mantener el equilibrio entre calidad y equidad. Con este convencimiento, tratan de impulsar aquellos tipos de estrategias que puedan garantizar que todos los jóvenes, y no solo unos pocos, podrán mantenerse en el sistema educativo y adquirir, en condiciones de igualdad de oportunidades, las competencias que les serán imprescindibles para desarrollarse como ciudadanos activos y participativos en la sociedad del siglo XXI.
¿Qué retos plantea el equilibrio entre equidad y calidad? ¿Es la escuela todavía una palanca para la movilidad social? ¿Cómo podemos garantizar escuelas de calidad para todos en un momento de crisis económica? ¿Cómo podemos potenciar y extender prácticas eficaces, especialmente en escuelas de entornos desfavorecidos?