He comprendido que no existen unos contenidos que hay que dar obligatoriamente en un momento determinado del proceso educativo, ni se tiene que obligar a que una mayoría de personas imponga su decisión a las minorías o a los individuos. Las actividades propuestas por los adultos o por otros niños y niñas deberían ser, voluntarias, puesto que no son más que propuestas de experiencias, a partir de las cuales cada persona, desde su percepción y de sus necesidades actuales, tiene que decidir si desea o no aceptarlas.