Celebramos 10 años de Debates de Educación dando voz a la comunidad educativa.
Soy pedagoga y emprendedora social. Estoy especializada en aprendizaje-servicio, una manera de enseñar y de aprender mientras se realiza un servicio a la comunidad.
Trabajé como maestra de educación especial y también en la Administración Pública, pero he dedicado la mayor parte de mi vida profesional a la educación no formal en el seno del movimiento del ocio.
Actualmente formo parte de la red Ashoka Emprendedores Sociales, me dedico a la difusión del aprendizaje-servicio en España y soy profesora colaboradora de ESADE, en la Universidad Ramon Llull.
También formo parte del grupo coordinador del Centro Promotor de Aprendizaje Servicio y del Grupo ApS de Hospitalet de Llobregat, de la Fundación Zerbikas en el País Vasco y de la Red Iberoamericana de Aprendizaje-Servicio. Colaboro con la Cátedra Medellín-Barcelona y con la Fundación SES en Argentina.
¡Dejemos de considerarles los ciudadanos del futuro! Los chicos y chicas pueden aportar y deben aportar su esfuerzo, talento y creatividad para mejorar la sociedad actual.
La educación no puede servir sólo para mejorar las competencias individuales. Hoy más que nunca hay que recuperar el sentido social de la educación y hacer emerger la conciencia de que educar es formar a ciudadanos competentes capaces de transformar el mundo.
Hablemos claramente a los chicos y chicas y digámosles que no sólo deben estudiar por su bien, sino también porque tienen que poner sus mejores cualidades al servicio de los demás, como proclamaba la primera declaración de los derechos de los niños (Declaración de Ginebra, 1923).
Participar no es sólo opinar y tomar decisiones. Participar es todo esto, pero, sobre todo, es implicarse, ponerse manos a la obra, esforzarse. En una palabra, comprometerse.
El ApS une éxito educativo y compromiso social. Los chicos y chicas aprenden mejor, aumenta su compromiso y su motivación hacia lo que aprenden si encuentran sentido a lo que estudian, si aplican los conocimientos y las habilidades en la resolución de los problemas de su entorno.
Por este motivo, el aprendizaje-servicio no es únicamente una herramienta educativa, sino también una herramienta de desarrollo de las comunidades porque aumenta su capital social, favorece los valores comunes, el trabajo en red de los actores educativos y sociales y la confianza de la población a la hora de enfrentar retos y dificultades. Debemos plantearnos como prioridad poner en valor y difundir estas prácticas.
Las entidades sociales (de ocio, culturales, solidarias, medioambientales, etc.), además de la causa que persiguen, tienen también una misión en la formación de las personas. Y esta misión no sólo la deben llevar a cabo en el espacio de la educación no formal, sino también en colaboración con las escuelas, institutos y universidades.
Estimulemos que las entidades sociales trabajen con los centros educativos y éstos estén dispuestos a trabajar con las entidades de su entorno.