Celebramos 10 años de Debates de Educación dando voz a la comunidad educativa.
Soy Alba. Estudio periodismo porque creo en el valor que tiene contar y dar voz a lo que sucede a nuestro alrededor, pero que a veces cuesta tanto de ver. El movimiento estudiantil es el que más me ha enseñado a la hora de buscar alternativas, a entenderme y a que me entiendan, y a movilizarme por lo que creo que es justo.
Un proyecto realizado entre muchas personas da mejores resultados que lo que intentamos solucionar solos. Repartir el trabajo, coordinarse, compartir ideas y corregir errores, comprometerse con el grupo... Todo ello es posible gracias al trabajo colectivo. Es importante tejer vínculos para poder afrontar conjuntamente las dificultades, aunque se trate de problemas individuales, para dar fuerza a nuestras reivindicaciones y exigir que se cumplan.
El sistema actual nos aísla del resto. Nos hacen creer que cuando competimos sacamos lo mejor de nosotros mismos. Eso sólo sirve para evitar que pongamos en común nuestras ideas y para que no nos demos cuenta de que es cuando unimos las capacidades de cada uno cuando más fuerza tenemos. Organizarnos, por lo tanto, ya sea en asociaciones o con la gente de nuestro alrededor, nos permitirá solucionar nuestras inquietudes y, además, aportar nuestra perspectiva a un objetivo común.
Últimamente estamos sufriendo más que nunca las contrarreformas que atacan directamente el derecho a la enseñanza pública de calidad: la LOMCE, el Plan Bolonia, la Estrategia Universidad 2015... Todas avanzan hacia la privatización y elitización de la educación, la segregación y división social del estudiante. Todas forman parte de un modelo educativo a merced del capital.
Pero es aquí donde tenemos mucho que decir: somos las y los estudiantes, junto con el resto de la comunidad educativa, los que nos tenemos que poner al frente de nuestra educación, y así lo han demostrado las victorias de los movimientos en defensa de la educación pública, como la huelga en las Islas Baleares. Son las personas que lo viven día a día las que han de formular una ruptura con el actual modelo y formular una propuesta sobre cómo y qué debe ser una educación del pueblo y para el pueblo, una educación que fomente la formación autónoma y el pensamiento crítico de las personas.
Hay algo mucho más formativo que los conocimientos que establece el currículo de las asignaturas. Una de las mejores cosas que te pueden pasar durante el proceso de aprendizaje es encontrarte a profesoras y profesores que te despierten intereses que no sabías que tenías, que te enseñen mucho más que lo que puedes encontrar en los libros. El instituto es una etapa de la cual depende mucho qué y cómo vamos a ser en el futuro. Es el momento en que nos desarrollamos como personas, y es necesario que tengamos estímulos que no nos hagan estar pasivos ante lo que nos rodea, sino aprender a observar, analizar, cuestionar y formarnos una propia visión del mundo. Una de las experiencias que da sentido a la universidad es justamente esta toma de conciencia. Podemos y debemos ser los estudiantes, junto con los trabajadores, los que despertemos el espíritu crítico en las compañeras y compañeros fomentando el debate, la propuesta y la participación en espacios autoorganizados.